EL 81 | Tras la elección del Parlamento, la reforma de los Tratados de la UE está en la agenda de la nueva Comisión Europea
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La elección de Ursula Von Der Leyen como Presidenta de la Comisión con el voto de las fuerzas proeuropeas envía una importante señal de estabilidad, reforzada también por la reducción del Rassemblement national en Francia tras las elecciones legislativas. En su discurso inaugural, también anunció el compromiso de la próxima Comisión con la reforma de los tratados. Así pues, la oportunidad de reformar la Unión sigue abierta, por compleja que sea. Mientras tanto, la historia sigue llamando a las puertas de Europa para que alcance por fin la mayoría de edad y asuma sus responsabilidades.
El gran año electoral continúa. Las decisiones de los votantes están configurando nuevas mayorías gubernamentales y dando forma a nuevos equilibrios internacionales. En términos generales, parece que son las oposiciones las que están siendo recompensadas en la mayoría de las elecciones: la victoria de las fuerzas progresistas en México y el Reino Unido hay que buscarla en los resultados infructuosos de los gobiernos salientes de estos países; la fuerte caída de Modi en la India, cuyo partido popular ha perdido la mayoría y se ve obligado a buscar alianzas difíciles en el Parlamento, también parece confirmar esta tendencia. En cuanto a las próximas elecciones en Estados Unidos, se perfila una situación más compleja y en algunos aspectos impredecible: Trump ha salido sustancialmente indemne de las numerosas vicisitudes judiciales gracias a la ayuda del Tribunal Supremo y ahora está dispuesto a «salvar América», también gracias al «milagro de Butler», una localidad de Pensilvania donde sobrevivió a un atentado contra su persona. En cuanto a Biden, que ha logrado importantes resultados en política económica y exterior, la mayoría de los ciudadanos estadounidenses lo consideran ahora incapaz de desempeñar sus funciones como Presidente debido a dificultades de salud y a su avanzada edad. De ahí su decisión de abandonar la carrera, dejando que el Partido Demócrata elija in extremis a un nuevo candidato que pueda vencer a Trump.
Mientras los equilibrios políticos internacionales evolucionan rápidamente, los resultados de las elecciones europeas, en cambio, dan una importante señal de estabilidad: las fuerzas proeuropeas han mantenido su mayoría en el hemiciclo de Estrasburgo, y sólo los Verdes han bajado significativamente, compensados sin embargo por el crecimiento de los Populares. Por supuesto, en algunos Estados miembros las fuerzas de extrema derecha obtuvieron resultados muy importantes, sobre todo en Francia. Precisamente en este país, sin embargo, la decisión del Presidente de la República de disolver la Asamblea Nacional y convocar elecciones anticipadas ha acelerado la recomposición del marco político francés: la resistencia del Frente Republicano ha permitido acorralar a la extrema derecha de la Asamblea Nacional en la segunda vuelta de las elecciones legislativas, superada tanto por la izquierda unida en el nuevo Frente Popular como por la coalición presidencial. Este resultado, además de confirmar la fragmentación del marco político francés en tres bloques de tamaño similar, supuso, al menos por el momento, una frustración de las ambiciones de la extrema derecha de hacerse con el gobierno de la nación, y la confirmación de que la mayoría de los ciudadanos franceses siguen apoyando a las fuerzas políticas favorables al proceso de integración europea. Aún no está claro si el margen de maniobra del presidente Macron en política exterior puede verse reducido, y en qué medida, por la posible elección de un gobierno de centro-izquierda por la nueva Asamblea Nacional, pero lo más probable es que el nuevo ejecutivo pueda mantener una línea de actuación favorable a la integración.
El resultado de las elecciones parlamentarias de la UE, junto con la resistencia de las fuerzas proeuropeas en un país clave como Francia, crearon las condiciones para el nuevo nombramiento de Ursula von der Leyen como Presidenta de la Comisión Europea. La reelección, celebrada el 18 de julio, obtuvo 401 votos a favor, 284 en contra y 15 abstenciones, 41 más que el quórum necesario. Se trata de una noticia muy positiva y en ningún caso de una conclusión previsible. Su mayoría, ampliada de hecho a los Verdes, traza esencialmente el perímetro de las fuerzas proeuropeas del Parlamento, donde el apoyo, incluso parcial, de los conservadores euroescépticos, previsto y esperado por muchos comentaristas, habría socavado esta cifra, creando ambigüedad y condicionando la futura línea política de la Comisión.
En el discurso programático con el que se ganó la confianza de la mayoría del Parlamento Europeo, Von der Leyen optó por un sesgo ecuménico destinado a satisfacer a las distintas almas de la coalición: la industria de defensa y la lucha contra la inmigración irregular para los Populares; el plan de vivienda y el aumento de la inversión para los Socialistas; la confirmación del Pacto Verde para los Verdes (aunque debe utilizarse el «pragmatismo» en su aplicación); el fortalecimiento del mercado europeo y la lucha contra la desinformación para los Liberales. Al mismo tiempo, gracias a la presión de los eurodiputados federalistas -ya reorganizados en el nuevo Grupo Spinelli-, Von der Leyen afirmó claramente el compromiso de la próxima Comisión con una reforma de los Tratados. Esta declaración es tanto más importante cuanto que es la primera vez que otra institución europea reacciona favorablemente a la iniciativa de reforma del Parlamento Europeo, que el pasado 22 de noviembre había decidido abrir formalmente el procedimiento del artículo 48 del TUE mediante una resolución.
Hay que señalar cómo la propuesta de Von der Leyen no se refiere únicamente a la reforma de los Tratados en general, sino que la caracteriza tanto en la prioridad del contenido como en la del método. Por un lado, Von der Leyen afirma que la reforma de la Unión, y por tanto en perspectiva la modificación de los Tratados, debe centrarse en determinadas prioridades: reforzar la capacidad de actuación de la Unión (abordando así la cuestión del derecho de veto), mejorar las políticas europeas (revisando plausiblemente el reparto de competencias entre la UE y los Estados miembros) y consolidar el presupuesto (es de esperar que creando una verdadera autonomía fiscal de la Unión). Al mismo tiempo, Von der Leyen se comprometió a trabajar codo con codo con el Parlamento Europeo en este frente. En este sentido, es de esperar que el Parlamento actual reivindique los logros del saliente y reitere la propuesta detallada de reforma del Tratado ya elaborada por la Comisión AFCO sobre la base de las demandas de los ciudadanos durante la Conferencia sobre el Futuro de Europa.
El objetivo es llegar en primavera a una propuesta conjunta de la Comisión y el Parlamento para presentarla al Consejo Europeo, que deberá alcanzar una frágil mayoría para apoyar la apertura de una Convención, previsiblemente en el segundo semestre de 2025. Se trata de un objetivo difícil, pero necesario, en el que deben confluir el compromiso y la atención de todas las fuerzas federalistas y proeuropeas dentro y fuera del Parlamento Europeo.
En conclusión, casi dos meses después de las elecciones al Parlamento Europeo, es posible afirmar con alivio que la ventana de oportunidad para reformar la Unión sigue abierta, por difícil que sea recorrerla. Mientras tanto, la historia sigue llamando a las puertas de Europa para que alcance por fin la mayoría de edad y asuma sus responsabilidades. La guerra continua en Ucrania, la creciente desestabilización de Oriente Medio, el posible regreso de la familia Trump a la Casa Blanca, los movimientos de China en Asia hacen que sea esencial que la Unión se transforme y se convierta en una entidad capaz de ejercer el poder europeo, sin más vetos nacionales, en interés de sus ciudadanos y para la protección de sus valores.
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